domingo, 8 de mayo de 2011

ZOMBIS EN CANARIAS-Capitulo 14º


Como si fuera un ejército surgido de las profundidades del mismo infierno, los  zombis caminan en multitud hacia una plaza, en el centro de ella, una extraña  figura. La cabeza de Jana es un continuo vaivén de impulsos eléctricos, a cada zombi que somete a su voluntad, un minúsculo vínculo se crea en su cerebro, como si fuera una tela de araña, se quedan estáticos a su alrededor a la espera de recibir instrucciones de su pastora. Cada vez son más y más, llegados de todas las direcciones, pero eso no le importa, se dice a sí misma que cuantos más, mejor para trazar su plan de un nuevo amanecer.

En mitad de la carretera vemos un vehículo de color rojo obstruyendo el carril, debe ser nuevo ya que su carrocería deslumbra con el sol dándole un aspecto marciano, en la vaca destacan maletas de viajes y otros enseres. Natalia reduce la velocidad, y sin previo aviso, vemos salir a un hombre del coche agitando las manos en forma de aspa, desde nuestra distancia distinguimos que no es un podrido. Paramos el coche y discutimos qué hacer, Ángel dice que pasemos de largo, no podemos saber si está infectado, cuántos son o qué pretenden de nosotros. Natalia disiente y propone hablar con él, piensa que puede haberse organizado algún tipo de resistencia y sabe dónde hay más vivos. Yo creo que tenemos que buscar algo intermedio, hablar con él y si está libre de infección, ya veremos y si no, lo dejaremos atrás. Nos aproximamos al hombre, viste una impecable camisa blanca y unos pantalones de marca italiana, posiblemente, esto denota que es una persona de clase alta. Antes de acércanos más le gritamos que  mantenga las manos alzadas y pegado al coche. Ángel y yo bajamos, desde una distancia prudencial entablamos conversación:
-          ¡Ey amigos!, me he quedado sin gasolina-
-          Lo siento, no podemos ayudarle, mueva el coche- le responde Ángel fríamente.
-          Mi hija y yo necesitamos ayuda- dice, dirigiéndose unos pasos hacia nosotros.
-   ¡No se acerque más, señor!- grita Ángel con voz amenazadora.
-   ¡¡Vamos tío, tiene una niña!!- le digo mirándolo a los ojos.
Ángel permanece callado y, por unos instantes, pienso que levantará su arma y le disparará. Ante aquella situación tensa, le grito al hombre si él o su hija han sido mordidos o han entrado en contacto con algún fluido de los zombis, su respuesta es un poco dubitativa, pero finalmente nos dice que no. Tras escucharlo, nos acercamos al hombre y dimos un buen apretón de manos, como si fuéramos hombres de negocios. Sus rasgos son típicos de la zona nórdica: pelo rubio, piel blanca, ojos claros que portan unas minúsculas y graciosas gafas, al estilo Mahatma Gandhi,  además es alto como un pino.
-Mi nombre es Sven – suspira como aliviado.
De repente, por una de las ventanillas del coche marciano asoma la cabeza una niña de cabellos rizados y rubios como el oro, su cara angelical y dulces ojos azules me recuerdan a las actrices de Hollywood. La niña sale desconfiada del coche y tímidamente se presenta.
-Hola, soy Julia y tengo 11 años- dice en  tono orgullosa.
-Hola Julia, este es Ángel, la chica que está al volante es Natalia y yo me llamo Iker- dije sonriente de encontrar persona vivas.
-Si quieren pueden ir con nosotros, cabemos todos en el furgón- confiando de que la respuesta fuera un sí rotundo.
-La verdad es que preferimos ir solos, no os molestéis pero vamos en dirección opuesta- dice Sven.
No me lo puedo creer, van  directos a la boca del lobo, esta gente no sabe que la Laguna es pasto de los zombis. Ángel le explica la situación de cómo los puntos seguros han caído y que ir a la ciudad es encontrase con una muerte segura. Tras sus palabras, unas lágrimas resbalan por su mejilla, acompañado de un pequeño temblor en el mentón, la niña le abraza y le pregunta si no van a buscar a mami. Ahora todo encaja, seguramente su esposa es una de las miles de personas que estaban en el campamento de la Plaza del Adelantado y, desconociendo todo lo sucedido, van en su busca. La noticia de la caída de la ciudad les cae como un palo de agua fría. Pasados unos minutos de consternación, Sven recoge unas mochilas en forma de petate con ayuda de Julia, que lleva una de dibujos de Bob Esponja. Montamos en el jeep, Julia y Sven me hacen compañía en la parte de atrás  y continuamos juntos nuestro trayecto hacia la esperanza de encontrar más gente viva.

2 comentarios:

  1. Por fin me puse a la par con la publicación. Este personaje, Jana, creo que ha sido un gran acierto.
    Esperando más.

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