lunes, 7 de abril de 2014

ZOMBIS EN CANARIAS CAPITULO 34

Paulo,  ve como se desploma el cuerpo de Sara y con aire de indiferencia camina hacia el encuentro de la Reina de los muertos. No muy lejos de allí puede divisar entre cadáveres una estampa femenina moviéndose de forma inhumana,  con todas la fuerza que le queda  intenta captar su atención chillando que es una aberración de la naturaleza.  Saca su dispositivo Sol y  con el puntero láser apunta al cuerpo de Gaia, a  esta le entra una ataque de risa pensado que la lucecita era la mayor baza del coronel para acabar con ella. Pero segundos después descubre que no es lo que ella piensa. Una enorme luz en forma de túnel, de color azul plateado irrumpe desde el cielo  cayendo sobre su cabeza. Gaia lo mira asombrada por lo bella  que parece  la singularidad de la luz, empieza a notar un calor penetrante en el cuerpo como si todas sus células  fueran a explotar de adentro hacia fuera.  La luz se va estrechando hasta tal punto que  Gaia la puede atrapar con sus manos, cuando se convierte en un punto insignificante le estalla en la cara, provocando un estallido del tamaño de un campo de futbol. La onda expansiva es de tal magnitud que todos los  muertos y Paulo caen al suelo  sin poder evitarlo. Una  densa y oscura nube se levanta del origen del bombazo, dejando casi sin visibilidad a varios metros. La nube deja a ciegas a Paulo sin poder ver si su objetivo ha sido fulminado, pero tiene el convencimiento de que , nada podía sobrevivir aquello. Sentado sobre un par de piedras contempla como se aleja la sombría nube dejando ver un montón de escombros en el socavón que se ha producido por el dispositivo Sol. Varios zombis se percatan de su presencia y se dirigen hacia él, Paulo sin apenas fuerzas se resigna a que ha llegado su hora, y con un suspiro acepta su final. Cuando entre los muertos una estampa femenina aparece disparando y abatiendo a todo zombi que se acercara a ella, Paulo no distingue muy bien quien es, aquella persona que se mueve con tanta rapidez, se le acerca y le ofrece su mano, con los últimos ápices de fuerza que le quedan el coronel, se pone erguido con la ayuda de la chica. Paulo le indica  que tiene una moto para poder escapar de allí, sin dudarlo ella corre hacia la moto y la arranca como si fuera una experta en motos.  Acelera y va en busca del coronel, este se agarra bruscamente a su cintura cuando lo recoge  y le pregunta por su nombre, ella responde; soy  Natalia y debemos darnos prisa, mis amigos me están esperando en el muelle-

Paulo tan solo afirma con la cabeza y con un giro de la muñeca de Natalia la moto se pone en marcha dejando atrás la muerte y la desolación de la raza humana.