sábado, 24 de noviembre de 2012

ZOMBIS EN CANARIAS Capitulo 29º


Ana nota que se marea ligeramente de tanto meneo, tanto que cree que va a vomitar, le empiezan a entrar arcadas acompañadas de continuos estornudos. Uno de los zombis que carga con ella, le lanza un gruñido como si fuera un perro rabioso. De repente se paran en seco, Ana observa como todos ellos se encuentran estáticos, su perspectiva no es muy buena colgada así que decide arquear todo el cuerpo con el fin de poder ver algo más. La noche es oscura y las nubes negras como el carbón, pero la luz de la luna llena deja ver claramente donde se encuentra. Su sorpresa es mayúscula al divisar los muros del punto seguro, todos sus malos presagios los ve cumplidos. La claridad de la luna refleja sobre el muro, y éste a su vez la devuelve sobre la masa de zombis, la marcha de muertos permanece quieta. Ana grita con rabia y todas sus fuerzas, pretende atraer la atención de su líder pero está demasiado lejos para que su voz se proyecte y capte la atención de la monja. Un destello de color azul atraviesa el cielo oscuro y, como si fuera un fuego artificial, explota formando una bella palmera. Ana sabe lo que eso significa, Marañón va hacer uso del azote de los muertos, un vehículo construido, en principio, para combatir en la guerra de Afganistán pero que más tarde, con la llegada de la plaga de los muertos vivientes, se transformaría en lo que es actualmente.

Jana observa como un destello proveniente de dentro del muro surca el cielo para convertirse en una llameante palmera azul. Aquello tiene que ser algún tipo de señal, se dice a sí misma, ¿pero para quién?, muy pronto lo descubrirá. Como si se tratase de un león feroz, surge entre la muchedumbre de zombis una especie de todoterreno de color negro, toda su chapa está reforzada por gruesos paneles de hierro con tan solo unas minúsculas aberturas a los lados que dejan ver las puntas de ametralladoras que no paran de disparar. En su parte alta una escotilla de la cual surge una manguera que escupe fuego y, por si fuera poco, sus ruedas están rodeadas de clavos bien afilados, lo que hace que en cuanto se acerque un zombi éste se caiga y sea arrollado.
Como si fueran un enjambre, los muertos rodean al automóvil provocando que su marcha sea más lenta de lo esperado, los soldados que se hallan dentro se esmeran en apartar a cañonazos a los zombis, pero hay demasiados. Uno de ellos levanta la escotilla y lanza una granada sobre la parte delantera del vehículo provocando una onda expansiva que aparta a los zombis lo que provoca que el camino hacia Jana quede despejado. El azote de los muertos enviste a unos pocos zombis desmembrados por la explosión.
Apreté mi puño con fuerza deseando que aquel híbrido de jeep-tanque, acabara con todos los podridos. Ángel, que se encuentra justo a mi lado, no para de gritar y dar saltos de alegría, por cada zombi abatido. Me acerco a Marañón y le digo que unos cuantos más de esos todoterrenos-matazombis nos bastarían para barrer a todos los muertos vivientes de la faz de la tierra. Él me sonríe y dice que el azote de los muertos es el único prototipo que existe. Continuamos mirando como el todoterreno se va abriendo camino entre los muertos y abre un pequeño camino hacia el que parece su líder. Algunos soldados apostados desde el muro lanzan ráfagas de ametralladoras, dando apoyo al coche para que consiga su objetivo. Todo parece indicar que ganaremos la batalla, pero un inesperado movimiento del líder de los podridos nos deja estupefactos.